martes, 6 de diciembre de 2016

Nos falta, pero lo creamos.

El negro abarca el mundo entero
con cada vez menos matices.

Los pocos que quedan son oscuros.


Gestos que ya no echan raíces

se reducen al olvidado abanico
que forman las rótulas oxidadas.

No me parece justo

el gasto de rendiciones
soportando ladrillos,
cuando deberían ser de pecadores.

La música intenta 

chaparnos con parches,
ráfagas absolutas de realidades.

Frascos incandescentes

perdidos con deseos
en procesos constantes
incondicionalmente utópicos,
están llenos de cuestiones.

Responderé a quienes vengan,

preguntando a quienes estuvieron,
formulando con "¿por qué?"
esperando coherentes respuestas.

Les gusta la hipocresía,

aunque no tenga que ver con la poesía,
y también les guste.

Ojalá fuera tiempo de cobardes

enaltecidos por la valentía,
y no fuera tiempo de ladrones
capaces de quitar alegría.

Son ellos mismos quienes nos abren

puertas para después apuntarnos en la sien,
disparar, sin pudor, y luego nos dicen
fracasados, jóvenes perdidos y deformados por alguien,

Nos cortan las alas para intentar pararnos,

sin darse cuenta de que gracias a su inocencia,
nosotros ya nos hemos liberado de la ignorancia,
y venimos con más fuerza que rabia.

Porque ahora.


Nos sentimos desprestigiados,

sin fuerza de la experiencia.
Nos sentimos sin apoyos
que nos den consejos de conciencia.