domingo, 28 de agosto de 2016

Hoy (poema optimista)

Hoy voy a reinventarme
voy a ser optimista.

Hoy el escritor volverá a escribir.
El cantautor volverá a cantar y tocar.
La actriz volverá a actuar.
La artista volverá a encontrar nueva inspiración.

Hoy dejaremos atrás la oscuridad.
Hoy actuaremos con más paz.
Seremos optimistas con las musas.
Nos equiparemos de plumas.

Hoy dejaremos a un lado el amor
y por fin seremos felices.
Usaremos las palabras para defendernos.

Hoy sacaremos sonrisas,
que en verdad es lo único que importa.

Aprenderemos a ayudar.
Aprenderemos a soñar.
Aprenderemos a conseguir sin hundir.
Aprenderemos a aprender del pasado.

Que nunca está demás
mirar hacia atrás
si es para avanzar.

Hoy seremos felices con humildad

Conoceremos personas tan indescriptibles
que no podremos atribuirles adjetivos.
Decidiremos por nosotros mismos
cuales son nuestros objetivos.

Hoy viviremos y cantaremos
La M.O.D.A.
con los hijos de Johny Cash
viajaremos y moriremos en el intento
aunque yo sé que lo conseguiremos.

Puestos a ser.
Seremos capaces de contagiar.
Conectaremos ideas para avanzar.

Ahora nuestro objetivo será
pasar de lo malo
y centrarnos en lo bueno
que será para siempre
plato de buena inspiración
recuerdo de mi mente.

Hoy creceremos,
el tiempo atraparemos
y pararemos.

Hoy veremos atardeceres,
a lo lejos otearemos Ítaka
visualizaremos el fin de algo que no es este poema.

Nos ofreceremos para desahogar.
Nos ofreceremos para aconsejar.
Nos ofreceremos.
Y no daremos
nada por vencido.

Porque estoy seguro de que ganaremos a la tristeza.


sábado, 27 de agosto de 2016

¿Quién nos va a salvar?

Los salvavidas se van desintegrando
pues los usábamos para seguir intentando
mirarnos fijamente a los ojos,
recostados entre libros de Alejandría,
sin despojarnos súbitamente,
emitiendo deshojos que nadie iba a poder parar.

Porque quedan menos salvavidas
y yo con mis manos intento reconstruir 
lo que un día fueron, que ya no son
sonrisas que devuelvan vidas.

Como un músico que toca entre cascos antiguos
y devuelve alegría a una ciudad 
que se quedó sin bondad
de poetas enamorados de su afán por escribir
desinteresadamente estoicas historias aún sin exprimir.

Y se acabaron los salvavidas,
las ganas, las risas y hasta las miradas.
Y empezaron la suerte,
los lloros, sollozos y por poco la muerte.

De la que no nos pudisteis salvar.
Porque nos quitasteis mucho,
y ojalá fueran solo los salvavidas
porque os pusisteis a prometer
que volveríais a salvarnos
después de todo.

Decidnos ahora, 
el quién y el cuándo
del cómo nos vais a salvar 
si de vosotros no nos quedan ni esperanzas
de que algún día cumpláis lo prometido.

Decidnos ahora, que hicimos bien en no creeros
ni en lo más profundo de la vanidad 
del fuego rojo de los continentes.

Decidnos de vosotros, ahora,
que desafinasteis promesas 
que os quedasteis sin cumplir.