Eres genial y eres una mierda.
Tienes voluntad y maldad.
Destruyes más rápido que construyes.
Avanzas con la mente
pero tropiezas como siempre.
Provocas placer,
éxtasis en la sien
y pudor.
Violenta hasta las trancas
y te atragantas con los pacíficos,
oceánicos, europeos, africanos
asiáticos y americanos.
Hace tiempo avanzaste tanto
que inventaste algo
para largarte de aquí.
Para olvidar ese pasado
que sigues haciendo.
Tienes voluntarios a salvarte
y por más que quieran ayudarte
saben que no todo está de su mano.
Tienes prosa, poesía y melodía,
ritmo de mareas y noches de melancolía.
Eres tristeza, rareza,
pena por lo qué y cómo lo haces.
Alegras a veces, creas risueñas
que nos alivian de ti.
Infra y sobrevaloras de todo
sin tener idea del esfuerzo
que cuesta conseguir sonreir
después de haber pasado
torrenciales durante la escalada.
Tienes buenas intenciones
aunque no paras con las acusaciones
de que eso lo harías tú
pero no lo haces porque no es de tus aficiones.
Eres absolutamente hipócrita,
ves el problema,
la solución
y te quejas.
Es más guay que la
gente sepa que algo te molesta.
En ti aparecen ideas y planes
con gente increíble.
Y mira, seré sincero.
-como siempre-
No sé cómo lo haces
pero te complementas de puta madre
para que unos quieran vivir
y otros quieran morir
tan solo por vivir dentro de ti.
Si cada vez que escriba
voy a hacerlo sobre ti
voy a hacer una criba
tremenda de tu espalda
porque es increíble.
Tus lunares
sus constelaciones.
Tus galaxias
sus falacias.
A las que me acostumbré
a escuchar y a creer
porque tenían más verdades
que unos acordes de jazz.
Lo siento,
perdóname por la dureza.
Nunca una piedra
se consume con las piernas
ni con las primeras
gotas de una tormenta.
Ojalá pueda controlar
el lento y maldito tiempo.
Ojalá te pueda sacar
de mi cabeza, digo,
no de mi vida, cariño.
Entre las miradas no veo
la tuya buscándome defecto.
Quizá no es que no vea
es que tú me haces que no quiera
porque no quiero otra sonrisa.
Pero ya que estamos viendo, miremos.
No tengo todo lo que quiero
y lo que quiero no es todo lo que tengo.
Igual que del dicho
al hecho hay un trecho.
Del querer al tener
hay dos pasos solamente.
Querer tenerte.
-como sea-
Es una pena que vuelva a cogerte.
Significa que algo no va como debería ir.
Otra bomba hace incrementar
mi ritmo cardíaco.
Lo estas volviendo a intentar.
No lo vas a conseguir nunca.
Ríndete.
Vete.
Déjanos ya
de una vez.
No vale de nada darlo todo,
y quitárnoslo en un abrir y cerrar de heridas.
Estoy harto de ti.
Harto de tus órdenes.
Harto de tus intenciones
que esconden malas acciones.
Harto de mis suspiros por tu culpa.
Harto de dolores
en mi pecho.
-el que decían que tenía magia-
Y debe de ser por eso
por lo que me junto con risueñas
que hacen de sus ojeras, hogares.
Me has hecho estar harto
de escribir para vivir
de leer poesía para sobrellevarlo
Te he dicho que te vayas.
Te juro que yo lo intenté
y tú pasaste de mí.
Los preferistes a ellos,
a ellas...
Antes que a mí.
Es una pena que seas la causa de todo esto.
Nada más que mereces
un verso de Judas
y que te claven
veinticuatro denuncias
y diez y nueve órdenes.
-Una por cada año de nuestras vidas-
Los que entráis en la vida de otra persona
para plantar alegría, bienestar y bondad.
Los que sois el arcoiris en la calma
y la tormenta de después.
A vosotros se os tendría que caer la cara de vergüenza
cuando desaparecéis de la manera en que lo hacéis
-sin ton ni son-
Porque nos abrimos a vosotros
después de tener miedo a que vuelva a suceder.
Tenemos la esperanza
-porque dicen que es lo último que se pierde-
de que seáis diferentes,
pero sois todos iguales.
Un robot haciendo de bufón
Siri en tu iphone.
Mismas apariencias.
Mismas intenciones.
Aprovecháis nuestra falta de fuerza
nuestra mente cansada y mareada,
para pasar el rato a nuestra costa.
En la arena veo escrito vuestros nombres
y me rodeo de la montaña para sentirme protegido.
Sois mediocres como pocos
y absurdos como muchos.
No nos hacéis falta, idos de una vez y no volváis.
No seáis crisis en ruinas.
No pidáis ni permiso ni perdón.
Idos de una vez porque cuanto antes nos dejéis caer
antes pasará el dolor, aunque duela más.
Tenemos personas firmes y no son militares.
Pero aún así vosotros aportábais cosas diferentes.
No sabéis lo duro que es el proceso
de no volver a sentirse uno mismo,
de sentirse perdido,
de desacostrumbrase de vuestras costumbres.
La hostia de después duele demasiado
como para volver a abrirnos a otra persona.
Porque somos masocas, pero no gilipollas.
