domingo, 18 de enero de 2015

Mañana de domingo tras un sabado destruyendo la ciudad contigo



Mañana de domingo tras un sábado destruyendo la ciudad contigo. Estuvimos rompiendo lo irrompible esta noche, ahogando nuestras penas en alcohol con heridas y drogas del rock´n roll, ¿no te acuerdas? Tu, contándome tus desamores que siempre terminaron rompiéndote el corazón sin tener razón, y yo, yo te escuchaba y fumándome tus palabras, que por cierto, me parecían plena poesía, tu me decías que nunca me dirías lo gran persona que era, porque para eso, ya estaban todas esas putas que intentaban follarme, sin saber que yo, sin estar en un altar no quería follar.

 Nos fuimos a un puto supermercado que estaba cerrado, porque ya eran más de las 00:00, así que tu con tus bragas por banderas, no te diste por vencida y entramos a un puto oriental, ya no sabíamos si era un chino, coreano o japones, pero le robamos 3,1,4, ó 3,14 cuadernos y bolígrafos, para escribir y desahogar en papel y tinta o tinta y papel, lo que no eramos capaces de hacer con la lengua que se llevo el gato, aquel que huye siempre que nos ve.

 Ya eran las 2 de la mañana, hora punta pero muy puta porque empezamos a darnos cuenta de que aunque estaba empezando la noche, se nos hacía tarde para robarle los lunares a la luna, que nos alumbraba como un rayo de sol en pleno verano. Bajo la lluvia estuvimos bastante tiempo, también pusimos a prueba nuestro organismo, a ver quien coño se constipaba antes, y ganaste tu.

A las 3:30 ya no nos quedaban balas para matarnos y destruirnos ni los pulmones ni el hígado, y por eso tu me invitaste a tu casa "que allí tengo más" dijiste. Llegamos los dos mas que calados por la puta lluvia, pero bajo tu techo ya no nos caía nada, excepto el sudor mutuo de estar los dos juntos en la cama. Y a partir de aquella noche, tu hiciste que yo, a pesar de estar en un altar, ya quería follar, pero solo con aquella persona que me robase aquella noche tan mágica, húmeda y desastrosa que solo tu conseguiste darme.




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