viernes, 28 de noviembre de 2014

(Barbar)id(a)d


Los coches son esas personas que por la noche en una calle sin luz te iluminan con sus faros, aquellos que no mereces tener, pero sin saber el porque están en tu vida. Son ellos los únicos que pueden hacerte sentir posible, capaz de realizar todos tus retos que crees imposibles. Esas personas son las que realmente están ahí contigo, en las malas pasándolas canutas y en las buenas partiendos el culo hasta que os duela la barriga, o como yo digo, descojonandos. Porque esos momentos, los buenos, son con los que te tienes que quedar y dar todo, hasta lo que mas quieras por esos gilipollas que te alegran la vida. Yo la tengo a ella, cuyo nombre, es absurdísimo y me parece una (Barbar)id(a)d, pero me encanta y por eso no hago otra cosa que llamarla así. Sus jodidas pintas puede que no sean las mejores, pero las mías mucho menos, y eso es lo que me da igual, que tenga el aspecto que tenga, sé que podré, podrá y podremos en plural, contar el uno en el otro.


 Que los kilómetros que nos separan son una puta mierda con lo que nos queda por vivir, por sentir y son muchos menos que las veces que nos quedan por reírnos juntos. Ehh subnormal, que te quiero en mi jodida puta vida por el resto de ella, que daría todo de mi hasta desgastarme, hasta ser ceniza. Tu puta risa que contagia, que me contagia, a mí, lo hacen pocos y tu con gran poder, fuerza, la cual me das cuando no aguanto mas y estoy hasta lo cojones de todo, y ahí es cuando llegas tu, y me dices, eh, venga joder tío despues de todo que has luchado hasta ahora te vas a rendir, venga que no queda nada para que estemos los dos juntos en la misma ciudad, y con esas palabras me alegras jodidamente la existencia, pensando en que tengo una suerte inmesa de haberte conocido.



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